La andadura de la Parroquia San José Obrero se remonta al mes de junio de 1.982, cuando la congregación de los Misioneros de la Sagrada Familia (MSF) recibe el ofrecimiento por parte del obispado de iniciar una nueva comunidad, y para tal se nombró al Padre Gabriel Salazar. Éste, se trasladó a vivir en la zona donde alquiló un piso y en unas condiciones precarias comenzó su trabajo pastoral. Las primeras eucaristías se celebraban en la Parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación, aceptando el ofrecimiento del párroco de dicha Iglesia. Hay que dejar claro, según cuenta el P. Gabriel, que la gente de la zona siempre colaboró y fue bastante generosa, lo que no quita para que los comienzos fueran duros como vamos a ver a continuación.
El P. Gabriel, para darse a conocer, comenzó a dar clase de religión y catequesis en los colegios. Las primeras comuniones se celebraron en 1.983 (150 aproximadamente), en la Iglesia del Pilar del I.S. Cruzadas Evangélicas. Durante este tiempo, el párroco seguía buscando un lugar propio, y fue la Asociación de Vecinos de Valleguado la que cedió su local para celebrar los domingos la Eucaristía. Como era un local pequeño enseguida fue necesario poner otra misa a las 18:30. La primera Eucaristía que se celebró fue el 19 de diciembre de 1.982.
El 12 de junio, coincidiendo con las fiestas de Coslada, se celebró una Eucaristía al aire libre en los terrenos en los que posteriormente se levantaría la Parroquia. En septiembre de 1.983 un feligrés de la Parroquia cedió el local sin acondicionar que actualmente es Confecciones “Peña”. En este lugar ya teníamos la primera piedra que había bendecido Juan Pablo II en su viaje a Madrid.
Allí permanecimos hasta septiembre de 1.984, momento en el que se nos pide que dejemos el local, y el 1 de octubre nos trasladamos al antiguo Colegio Begoña (hoy Clínica Veterinaria Los Delfines), que también nos cedieron gratuitamente. Este local estaba más acondicionado ya que disponía de clases para la catequesis. En junio de 1.985 se celebraron allí las comuniones (350 niños) y en septiembre de ese mismo año se incorporó Maximiliano Cazón (Maxi).
En julio de 1.986 se nos invita a dejar los locales, para esa fecha el P. Gabriel ya estaba preparando los papeles para poder construir algo en los terrenos. Se habla con el Vicario de Alcalá y éste a los pocos días le comunica que tiene el anteproyecto de una nave. Lo presenta al Colegio de Arquitectos y el 28 de agosto lo devuelven aprobado. Ese mismo día el Ayuntamiento de Coslada concede la licencia de obras.
En el curso 86-87 se incorporan a la comunidad los padres Isaías y Luis. El presupuesto era de 7.000.000 Pesetas y la comunidad ya tenía ahorrados 5.000.000. El problema fue que hubo multitud de complicaciones con la construcción y el presupuesto se dobló.
Desde septiembre al 25 de enero de 1.987 la eucaristía se celebraba otra vez en la calle, según cuenta el P. Gabriel, sin que ningún domingo lloviera a la hora de la Eucaristía. Gracias a la ayuda del obispado, que puso dinero, y también gracias a los donativos de la gente, de algunas empresas y de la comunidad de Guisando se hizo frente a la situación económica.
Una vez en la nave, la comunidad creció mucho más y se empezaron muchas actividades nuevas, por lo que se quedó pequeña. En el año 1.988 vienen a la comunidad los padres Santiago y Adolfo, y con la llegada de cada nuevo misionero la comunidad se enriquecía espiritualmente más y más.
Finalmente se inician los trámites para construir la Iglesia definitiva. El precio de la misma, unos 150 millones, era imposible de afrontar para la comunidad, así que se vende el suelo de abajo para construir un garaje y esto les aporta la mitad del presupuesto. Con los 12 millones que había ahorrados y los préstamos conseguidos se afronta la construcción. A la hora de pagarlo 240 familias mensualmente aportaban su donativo, mas los donativos de la gente que venía a pedir algún servicio.
La Iglesia es una construcción moderna. Las imágenes de S. José, la Virgen y el Cristo de la Salud son las mismas que estaban en la nave. El Cristo Resucitado del altar es obra de Enrique Fernández jr. que lo realizó para su prueba de doctorado y luego lo donó. Posteriormente se mandó realizar otra imagen de la Sagrada Familia al mismo autor de la Virgen y S. José, un artista local.
Esto es lo referente al plano material, en el plano espiritual es una comunidad abierta a todo el mundo, su característica más importante es la acogida, virtud transmitida por los misioneros que están en la actualidad y los que han ido pasando por aquí: el P. Félix, el P. Isaías, el P. Mayo, el P. Nacho y el P. Fernando. También cabe destacar como característica, la corresponsabilidad que existe entre los sacerdotes y los muchos seglares que colaboran.